lunes, 24 de septiembre de 2012

"Gabriel Agraz García de Alba: bibliógrafo jalisciense"

                                                     


A la Mtra. Sara Velasco

Al realizar una cuidadosa revisión de los libros destinados a servir como instrumentos para el investigador y para el estudiante de letras —las bibliografías, las hemerografías, los repertorios biográficos e índices de los contenidos de suplementos y revistas culturales— nos damos cuenta de que muchas veces son insuficientes. Esto es particularmente cierto cuando se refiere a las letras jaliscienses permanecer. Aunque académicos como Celia del Palacio Montiel, responsable de un Catálogo de la Hemerografía de Jalisco (1808-1950), editado en 2006; Sara Velasco, autora de los dos tomos de Escritores jaliscienses (1982 y 1985), además de 6 volúmenes del Muestrario de letras de Jalisco, editados entre 2005 y 2007; y Ramiro Villaseñor y Villaseñor, realizador de la Bibliografía General de Jalisco, editada en cinco entregas entre 1957 y 1990, han sido los principales responsables en remediar, al menos en parte, esta situación.
Una figura que aportó valiosos trabajos fue Gabriel Agraz García de Alba, autor de una bibliografía extensa dedicada principalmente a la historia de su estado natal. Una contribución capital de su autoría es la Bibliografía de los escritores de Jalisco (UNAM, tomo I y II, 1980) —una magna obra de doce volúmenes que hasta ahora sólo han visto la luz las letras A y B— que revisa, a lo largo de 859 páginas, la vida y obra de cerca de 480 escritores oriundos de Jalisco. La obra fue realizada durante su estancia en el Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM, entre 1966 y 1982. La vocación de Agraz por la investigación se manifestó desde una edad muy temprana. En una entrevista realizada por Elvia Alaniz Ontiveros, señala: “Empecé a investigar porque quería saber de dónde venía. Y como los individuos forman parte integral de la familia y las familias forman los pueblos, pues hay que empezar de lo particular a lo general. Ésa fue mi formación […] Yo soy autodidacto, yo no tuve oportunidad de cursar la primaria, ningún año. Una tía me enseñó a leer, escribir, sumar, restar, multiplicar y dividir y es todo lo que aprendí. Mi método de investigación es el que me enseñó la vida. Así hago con las investigaciones, busco en todo el archivo y hay veces que un dato lo lleva a uno a muchas partes. A otros archivos y a saber de otros personajes.”
A pesar de que ninguna institución fuera de la UNAM llegó a apoyar la encomiable labor de este escritor para realizar y difundir su trabajo, su vocación por la investigación perduró casi hasta sus últimos días, pues fundó, en 2006, el Archivo y biblioteca de autores y temas jaliscienses, asociación civil cuyo objetivo es recuperar y difundir todo lo que tiene relación con Jalisco.
Agraz, en cuanto a la falta de patrocinios para la realización de sus investigaciones, expresa: “Yo mismo me sorprendo porque yo no tengo ingresos de ninguna naturaleza. Ninguna institución, ni pública ni privada, me ha apoyado en mi labor de investigación, sin embargo, cuando han conocido el acervo que he formado me dicen: ¿Es usted riquillo o tiene mecenas?, les digo que tengo un mecenas que me ha concedido convertir mis sueños en realidad sin tenerlos recursos, yo no me explico cómo, pero él me los ha dado”.
En conclusión, la valiosa Bibliografía de los escritores de Jalisco, esfuerzo mayúsculo por parte de Gabriel Agraz García de Alba, aún inédita en su totalidad después de más de 30 años, se encuentra actualmente archivada en algún lugar entre sus papeles, esperando su rescate y difusión por parte de instituciones como el Gobierno del Estado de Jalisco o la Universidad de Guadalajara, para que estudiosos y alumnos de letras conozcan el manantial literario que emana de esta tierra.

jueves, 20 de septiembre de 2012

"Pedro Valderrama: En busca de la crítica", entrevista publicada en la Gaceta Universitaria, de la Universidad de Guadalajara, realizada por Víctor Manuel Pazarín



                            

Con la percepción de que el crítico literario en Guadalajara es poco atendido, valorado y favorecido por los lectores, Pedro Valderrama ha incursionado en la nada fácil tarea de historiador de las letras recientes de Jalisco; sus libros van hacia esta tendencia: El perímetro de la hoja. Las revistas literarias de Guadalajara (1991-2000) y Dispersiones. Textos sobre literatura jalisciense.
Sobre el tópico, Valderrama responde: “La figura del crítico es poco valorada. Sin embargo, en nuestro estado desde el siglo pasado han aparecido figuras relevantes: en el presente está Emmanuel Carballo, y en el pasado José Luis Martínez, Adalberto Navarro Sánchez, por ejemplo. Algunos nos hemos aventurado en esa tarea”.
Advierte el escritor de Tijuana (1973) y avecindado en Guadalajara desde 1994, que en este momento la crítica juega, en relación a la literatura y las artes en general, “un rol muy importante”. “Considero que es una especie de vocación atender el género de la crítica”.
Las revistas en Guadalajara aparecen y desaparecen como por arte de magia. No obstante, en su estudio Valderrama destaca el espacio que las revistas de los años noventa del siglo pasado dedicaron a la crítica: “casi todas aceptaron reseñas de libros”. Sin dejar de mirar con claridad, Valderrama agrega: “Siempre ha sido un espacio menor dedicado a la crítica en las revistas. Al parecer la vocación de éstas es y ha sido en primer lugar la poesía, luego el cuento y poco hay de ensayo o la reseña”. “Los textos reflexivos han sido la parte minoritaria de las publicaciones, salvo en una excepción, la revista Etcétera, que se enfocó en publicar crítica y estudios literarios…”.
Revistas de los noventas
¿Los escritores crean revistas, o las revistas crean a los escritores?, pregunto y responde Valderrama: “Los escritores fundan las revistas, pero un editor puede al mismo tiempo invitar a escritores y crear a un grupo. Vuelvo al ejemplo de la revista Etcétera, que a pesar de que no fue un grupo conformado allí, en ésta colaboraron una enorme cantidad de escritores invitados; a partir de allí su propuesta, a mi modo de ver, fue muy singular”. Por otra parte: “Hay una tradición de revistas en Guadalajara, sí, pero después de hacer mi investigación descubrí que no existe realmente conocimiento, de parte de los editores, de las revistas previas a su publicación; algunos conocen sus nombres, mas casi nunca tomaron como referencia a las revistas del pasado. Por eso digo que la tradición existe, pero es por inercia que fundaron nuevas publicaciones, todas basadas en una necesidad emergente, por la aparición de nuevos autores”.
Para Pedro Valderrama las mejores revistas aparecidas en los años noventa (del siglo pasado) son Trashumancia (“que rompe con todo lo que se venía realizando en Guadalajara, y de alguna manera detona otras posteriores o contemporáneas a su existencia”); después coloca a El Zahir (“que de algún modo fue una publicación de un grupo determinado”; luego a Soberbia (“en que aparecía una grande nómina de colaboradores y fue rigurosa en cuanto al contenido”), y finalmente a Última (“en la que uno de sus mayores aportes fue rescatar la obra de escritores del pasado de Jalisco”).
“Es complicado definir —dice— los porqués del surgimiento y desaparición de las revistas. El motivo de la aparición de una publicación es dar a conocer a los autores, ofrecer sus materiales; el motivo del porqué ya no se hacen revistas impresas en la actualidad podría adjudicarse al surgimiento de los medios electrónicos. Sin embargo, hay pocas en esta categoría. Quizás es sencillamente debido a que no se ha dado un nuevo ciclo o boom, algo que sí se dio en los años noventa. Como en todo hay épocas y posiblemente los escritores de este momento no han encontrado el motivo real para darle vida y continuidad a la tradición de las revistas literarias”.
Pedro Valderrama urge a estudiar las distintas épocas de las letras jaliscienses en relación a las revistas. “En el pasado hubieron —advierte— revistas más importantes: todo giraba en derredor de las mismas, algo que nunca sucedió con las ediciones del fin del siglo XX, ni su calidad fue igual…”.

sábado, 25 de agosto de 2012

"Arreola por Wolfgang Vogt", reseña publicada en la "Gaceta del CUSur", en marzo de 2008, sobre el libro "La recepción de la cultura europea en el pensamiento de Juan José Arreola" (2006), de Wolfgang Vogt y Lourdes Celina Vázquez Parada


El más reciente título del doctor Wolfgang Vogt, en coautoría con Lourdes Celina Vázquez Parada, resulta un fresco reencuentro con la magistral obra de Juan José Arreola. El libro en cuestión, La recepción de la cultura europea en el pensamiento de Juan José Arreola (2006), está editado por la Universidad de Guadalajara, dentro de la colección Producción Académica de los Miembros del Sistema Nacional de Investigadores.
Wolfgang Vogt es un crítico e investigador de las letras de Jalisco, cuenta con una numerosa bibliografía dedicada al quehacer de la literatura regional. Anteriormente, Vogt había publicado un texto sobre otro escritor coetáneo de Arreola: Juan Rulfo y el Sur de Jalisco (1994), libro que está emparentado con el trabajo que ahora nos ocupa, pues los dos se adentran en las lecturas que ambos escritores realizaron e influyeron de manera significativa en sus obras.
La recepción… reúne impresiones del investigador alrededor del libro de entrevistas, realizadas entre 1983 y 1991, Los apuntes de Arreola en Zapotlán (2004), de otro escritor oriundo de Zapotlán El Grande, Vicente Preciado Zacarías, en donde “Juan José Arreola se presenta como un erudito profesor de literatura poseedor de una vasta cultura general, y comenta a su amigo Vicente Preciado acerca de autores y obras que para él fueron fundamentales en el desarrollo de su narrativa y pensamiento.”
La recepción… contiene ocho textos unidos a partir de la lectura del libro de Preciado Zacarías. Algunos de éstos son: “Los Apuntes de Arreola en Zapotlán, de Vicente Preciado Zacarías”, “Juan José Arreola y Juan Rulfo”, “La recepción de la obra de Arreola en Alemania”, “Los poetas preferidos de Juan José Arreola” y “La recepción de la literatura europea en la obra de Juan José Arreola”.
En “La recepción de la obra de Arreola en Alemania”, Vogt nos informa sobre el recibimiento que ha tenido la obra del escritor jalisciense en el país teutón. A través de estas páginas nos damos cuenta de la importancia que representan las breves obras de Arreola, no sólo para nuestra cultura, sino también para lectores de otras latitudes, donde ha sido comparado con otros famosos narradores latinoamericanos como Jorge Luis Borges.
En otro ensayo, da cuenta de los poetas preferidos de Arreola: Pablo Neruda, Enrique González Martínez, Carlos Pellicer y, por supuesto, Ramón López Velarde quien ocupa un lugar especial entre los favoritos del creador de Confabulario. Sin embargo, cuando se trata de la poesía vanguardista, como la del chileno Vicente Huidobro y del peruano César Vallejo, siente cierta aversión; igual sucede con la escritura de Octavio Paz. Arreola señala: “Octavio Paz es un poeta frío, no tiene inspiración. Le creyó a Paul Valéry que basta con la inteligencia para hacer poesía. La diferencia está en que Valéry aplicó la inteligencia a la inspiración”. Otro capítulo que destaca es el curioso apartado “Juan José Arreola el enólogo”, donde el investigador nos muestra y el conocimiento que el autor de La Feria poseyó desde su juventud de los buenos vinos.
La recepción… es, pues, una breve muestra del universo de Arreola. Resulta asimismo placentero conocer las lecturas que realizó en su juventud y posteriormente sirvieron como base para la edificación de sus obras maestras.

"Nostalgias", poemario de Berónica Palacios Rojas. Reseña publicado en el periódico "El Heraldo", de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, el viernes 9 de julio de 2004



La poesía en Jalisco, durante el siglo xx, fue, sin lugar a dudas, un terreno cultivado y dominado por los homnres (1). Durante este periodo destacan: Raúl Bañuelos, Ricardo Castillo, Jorge Esquinca, Ernesto Flores, Elías Nandino, Adalberto Navarro Sánchez, Miguel Rodríguez Puga y Ricardo Yáñez, entre muchos otros. También, por supuesto, hubo escritoras que incursionaron, algunas con más exito que otras, en este género. Resaltan: Paula Alcocerm Eva Guerra, Maria Luisa Hidalgo, Rebeca Uribe, Olivia Zúñiga, y, más recietemente, María Luisa Burillo, Lavinia Cuevas, Patricia Medina, Hilda Morán y Guadalupe Morfín, entre otras.
A finales de la década de los noventa del siglo pasado en Guadalajara, y a principios de ésta, el panorama, al menos en apariencia, empieza a transformarse pausadamente. Una nueva generación de poetisas de la localidad comienza a surgir y a participar activamente en lecturas de poemas, presentaciones de libros, suplementos culturales y revistas literarias (2), y además, logran, en algunos casos, publicar en editoriales de la ciudad de México (3). Los nombres: Guadalupe Ángeles, Luz Balam, Silvia Eugenia Castillero, Adriana Díaz Encisco, Rosalva García Coral, Carla Gómez Jones, Mónica Nepote, Érika Ramírez Diez, Karla Sandomingo, Laura Solorzano, Patricia Velasco y Carmen Villoro.
Existen ciertos vínculos temáticos entre los trabajos de algunas de las poetisas de Guadalajara. Caso concreto es el de Berónica Palacios Rojas (Chapala, 1973), cuyos poemas tienen cierta afinidad temática con los textos de escritoras como Patricia Medina y Lavinia Cuevas. Respecto a esta última poetisa, Wolfgang Vogt expresa: "Muchos de los versos están llenos de dulzura modernista, pero cuando empieza hablar de problemas de la mujer como la menstruación, su lenguaje se vuelve más personal, genuino y creativo"(4).
Berónica Palacios Rojas, egresada de la licenciatura en letras hispánicas de la Universidad de Guadalajara, publicó, en edición de autor, en 2003, su primer plaquette de poemas Nostalgias, y posteriormente, ese mismo año, Herencias, también en edición de autor. Anteriormente, sus creaciones habían aparecido en el suplemento cultural del periódico El Informador y en revistas como La llama ardiente, Arsbélico, Humanidades, Humanidades (del CUCSH), La llama ardiente, Orfeo, Rémora y Reverso, entre otras.
Nostalgias, de a penas catorce páginas, contiene poemas de tono feminista y desenfadado. Sus tópicos son: el erotismo, el desamor y la soledad, principalmente. Su lenguaje podemos emparentarlo incluso con el de algunos poetas locales como: Raúl Bañuelos, Ricardo Castillo, Pedro Goché, Gustavo Adlofo Hernández (Pato), Ricardo Yáñez y Alejandro Zapa, por ejemplo; fenómeno insólito si consideramos que la mayor parte de las poetas de su generación, y no se diga las anteriores, apuestan por una expresión más depurada y delicada. Por ejemplo, en "Debería pero no", escribe: "Uno debería aprovechar la poesía/para hablar mal de la familia./Ser feminista, burlarse un poco/de Narciso y de Edipo./Destrozar con ironías a los hombres:/El que se quizo pasar de listo". Y en "El dolor", confesa: "Y vivo embriagada de secreciones que siempre florecen./La mera neta,/es que siento piquetes de nostalgias/pero no en el pecho o en el corazón/sino en la panza".

La presencia del erotismo, como ya mencionamos, es una constante en la poesía de Berónica Palacios Rojas. En "Ya no más", expresa: "La oreja no quiere saber de ti./Ya se enfadó de mordiscos y enfadosos suspiros./La mano se cansó de tocar tu pequeña hombría./Y la boca sedienta de tu sexo/ya se asqueó de besar un rostro invisible/de ojos ausentes./Ya no más quiero ver tu sexo/se retira complacido llevándose en la memoria/olores de mis adentros./La lengua sedienta baja por el río de tu cuerpo/quiere beber el agua de tu sexo embriagado de silencio".
Se percibe en los versos de Nostalgias una búsqueda por una reivindicación de la mujer desamparada, víctima de los excesos masculinos y su machismo. Los textos de Berónica Palacios Rojas provienen, seguramente, de la experiencia, por eso su expresión es concreta y, en ocasiones, arriesgada. Predomina lo antisolemne y lo oralidad en sus escritos, debido a su deseo por comunicar con sencillez su mensaje. Berónica Palacios es una escritora que busca desde las entrañas el motivo de su poesía.
Notas:
1. En Flor de poesía en Guadalajara (Ayuntamiento de Guadalajara, 1988) de Jesús Rodríguez Gurrola, aparecen 39 poetas, y nueve son mujeres. En Poesía reciente de Jalisco (Universidad de Guadalajara, 1989), realizado por Raúl Aceves, Raúl Bañuelos y Dante Medina, incluyen 73 escritores, y nueve son mujeres. En Tiro al blanco. Poesía reciente de Guadalajara (Ediciones Arlequín, 1998) de Jorge Orendaín, Felipe Ponce y Alejandro Zapa, incluyen el trabajo de 45 poetas, y ocho son mujeres. En la antología Recuento de poetas (La casa del mago, 2001) de Hermenegildo Olguín Reza, se incluyen 40 escritores, y sólo cuatro son mujeres. 
2. Carmen Villoro y Karla Sandomingo, a partir de agosto de 2002, encabezaron la revista cultural Tragaluz cuyo equipo editorial es exclusivamente femenino. Silvia Eugenia Castillero, poeta reconocida, actualmente dirige la revista literaria Luvina de la Universidad de Guadalajara.
3. Luz Balam es anologada en Ellas, voces y poemas (Artes de México, 1996). Raquel González publicó La noche en el alba (UNAM, 1999), Mónica Nepote y Rosalva García Coral están incluidas en la antología El manantial latente (CONACULTA, 2002), preparada por Ernesto Lumbreras y Hernán Bravo Varela. Silvia Eugenia Castillero editó en la ciudad de México Zooliloquios (CONACULTA, 2003).
4. "La literatura jalisciense desde 1940 hasta nuestros días" en Mosaico jalisciense (Colegio de Jalisco, 1999).

"Letras jaliscienses", artículo publicado en la Gaceta del CUSur, en la edición correspondiente al mes de julio de 2012, sobre el libro "Selecciones literarias y bosquejos bibliográficos de autores jaliscienses", de J. Trinidad Núñez Guzmán


En 2007, con la celebración del 50 aniversario de la Licenciatura en Letras Hispánicas de la Universidad de Guadalajara, se gestó una nueva página de su historia, pues el CUSur se convirtió en el segundo centro universitario en ofrecer esta licenciatura.
Uno de los primeros esfuerzos de esta licenciatura fue la edición del libro Selecciones literarias y bosquejos bibliográficos de autores jaliscienses de J. Trinidad Núñez Guzmán. Vicente Preciado Zacarías, yerno del autor y responsable de difundir este trabajo, señala en la introducción: "Esta obra es un rescate. Un rescate del olvido y la postergación involuntarios. Como un respeto al autor, se publica tal y como la dejó en su escritorio poco antes de morir. Las datas y los datos correspondientes a los autores y sus obras se podrán poner al día por parte de los alumnos como un ejercicio de lectura".
Curiosamente, pareciera que Preciado Zacarías, aun antes de que iniciara la carrera, les estuviera designando a los alumnos una tarea, o mejor dicho: marcándoles un posible camino. Gabriel Zaid, a propósito de este cometido, escribe: "Algunas de las muchas licenciaturas de letras […] deberían orientarse a la formación de curadores de libros para el mundo editorial: preparar ediciones, hacer solapas, catálogos, reseñas, entradas descriptivas para una enciclopedia, preparar índices, bibliografías, catálogos históricos de editoriales antiguas o desaparecidas, ediciones críticas".
Este volumen, además de presentar "fichas bibliográficas que no registran otras antologías", es un antecedente directo del ambicioso Escritores jaliscienses de Sara Velasco, pues ambos nos presentan panoramas amplios del quehacer literario en Jalisco a lo largo de los siglos XIX y XX. Mientras el trabajo de Velasco registra más de 300 escritores, el de Núñez Guzmán alrededor de 100, ya que el autor no pretende: "haber hecho acopio general de autores, pero sí se encontrará la mayoría de los consagrados por la crítica, la opinión de los lectores, los jurados del Premio Jalisco". Según el autor este proyecto nace originalmente como "un libro especial de lectura suplementaria para que fuera utilizado por los alumnos del tercer ciclo de las escuelas primarias, y tal vez, que pudiera ser un auxilio informativo en los grupos de post-primaria que ya ensayan el asomo al arte literario". Sin embargo, este noble propósito se vuelve en algo más trascendental: en una herramienta útil, al igual que el trabajo de Velasco, para todo aquel interesado (como estudiantes de preparatoria y de letras) en familiarizarse con la obra de escritores con mayor renombre de la entidad.
El autor de Selecciones literarias y bosquejos bibliográficos de autores jaliscienses nació en La Estanzuela, Zacatecas, en 1905. Estudió en la Escuela Normal de Jalisco, en donde se desempeñó como catedrático. Obtuvo el Premio Jalisco en 1965. Algunas de sus obras son: Tierra escondida (1935), Mi infancia en la revolución (1958), Cuando el padre de la patria estuvo en Jalisco (1960), Bibliografía de don Manuel López Cotilla (1965) e Historia de la educación en Jalisco (1994), entre otras. Núñez Guzmán muere en Guadalajara, en 1970.
Debido a la falta de espacio no citaremos aquí todos los autores incluidos en la presente antología, pero sí mencionaremos algunos, entre poetas, narradores y ensayistas, propios del sur de nuestro estado. Del siglo XIX encontramos a Refugio Barragán de Toscano, Arcadio Zúñiga, José Gómez Ugarte, Salvador Escudero y Basilio Vadillo. Del XX hallamos, entre otros, a Guillermo Jiménez, Manuel J. Aguirre, Raúl Quintero, Ma. Natividad González Torres, Cipriano Campos Alatorre, Carlos Enrique Villaseñor, María Cristina Pérez Vizcaíno y Roberto Espinoza Guzmán, junto a otros cuyos nombres están escritos en letras de oro dentro de la historia de la literatura mexicana, como Juan José Arreola, José Luis Martínez y Juan Rulfo.
En síntesis, Selecciones literarias y bosquejos bibliográficos de autores jaliscienses es una invitación a reencontrarse con los clásicos de las letras jaliscienses, o bien a hacer ese primer contacto, en cualquiera de los casos este libro resulta, sin duda, un acierto editorial del el CUSur.

sábado, 28 de julio de 2012

"Una serpiente en las viejas letras de Jalisco", reseña del libro "Dispersiones. Textos sobre literatura jalisciense", escrita por Jorge Souza, y publicada en el periódico "Milenio", el día jueves 26 de julio de 2012

Para entender mejor quiénes somos es necesario ahondar en el pasado y redescubrirlo desde la perspectiva del presente; hurgar entre los pasadizos empolvados de la memoria para encontrar las huellas, los vestigios, los restos, que nos expliquen lo que ahora somos; mirar hacia el origen, no con la fascinación inquietante de la Mujer de Lot, sino con la cordura de quien va en busca de su raíz. La idea, de cualquier forma, es entender mejor nuestro presente; es decir: nuestra presencia en el horizonte abierto del mundo.
En este contexto entiendo el trabajo que realizan en Guadalajara algunos investigadores que, con la nariz metida entre libros vetustos y antiguas bibliotecas, poco a poco rescatan, para nosotros, capítulos, biografías y libros de autores jaliscienses ya olvidados, pero que con sus letras aportaron a la construcción de nuestra identidad y, por extensión, de la mexicana, porque –bien lo sabemos— la imagen de lo jalisciense representa a la nación entera.
Ernesto Flores, Sara Velasco, Magdalena González Casillas, Raúl Aceves, Silvia Quezada, Pedro Valderrama y Luis Alberto Navarro, entre otros, recuperan para el registro del presente, las escrituras jaliscienses del pasado. Redescubren y exponen a la luz vidas y andanzas de autores locales, por ejemplo, del siglo XIX; o recuperan ejemplares de revistas añosas y los analizan para entregarnos resúmenes o datos de indudable valía.
Uno de los últimos aportes a este rubro lo constituye el libro Dispersiones. Textos sobre la literatura jalisciense, de Pedro Valderrama, un joven investigador que ha dedicado largas y pacientes horas a esculcar en revistas y libros de la literatura de hace un siglo para traer de nuevo hasta nosotros algunas hebras ya perdidas del tejido riquísimo de las letras de Jalisco.
El libro reúne siete ensayos de tono muy distinto. Desde los que se refieren a revistas legendarias como Et Caetera de Adalberto Navarro Sánchez, Cóatl de Ernesto Flores u Occidente que dirigió Agustín Yáñez, hasta una aproximación de la obra del aún joven poeta Alejandro Zapa. Todos los ensayos aportan su granito de arena a la recuperación y/o al registro de las letras jaliscienses. No obstante, el que se refiere a la revista Cóatl me parece particularmente importante porque muestra, a partir del registro de sus índices, el panorama literario que prevalecía en Guadalajara entre los años 1963 y 1968; es decir, la obra de toda una generación.
Bajo la batuta del maestro Ernesto Flores, Cóatl reunió a destacados autores locales como Luis Sandoval Godoy, Augusto Orea Marín, Ignacio Arriola, Donato Ruiz, Ernesto Ramos Meza y Víctor Hugo Lomelí, con voces que ya brillaban en las letras nacionales, como Homero Aridjis, Hugo Gutiérrez Vega, Helena Garro y José Emilio Pacheco, además de pintores y músicos locales, entonces jóvenes. A veces, la identidad se recupera parcialmente a través de las huellas del pasado. Este es el caso. Cóatl refleja el movimiento cultural de Jalisco en los sesenta y una parte de la imagen de aquella Guadalajara culta y hermosa y, por fortuna, nunca totalmente perdida.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Consulta este mes La Gaceta del CUSur (de la Universidad de Guadalajara) para leer el artículo "Pan de Alatorre, Arreola y Rulfo", escrito por Pedro Valderrama Villnueva



Pan de Alatorre, Arreola y Rulfo

Para Mar Pérez

Lo que aparentemente inició como una simple aventura editorial iniciada por un grupo compacto de jóvenes se cristalizó en una de las odiseas más enigmáticas y, hasta ahora, menos exploradas dentro de las letras mexicanas del siglo pasado. La breve, pero sustanciosa, revista Pan (1945-1946), menospreciada, o mejor dicho minimizada, por parte de sus fundadores y la crítica literaria, reunió, como sabemos, dos de las plumas más singulares de la literatura hispanoamericana: Juan José Arreola (1918-2001) y Juan Rulfo (1917-1986), además del filólogo autlense Antonio Alatorre (1922-1910), motivo por el cual, nos atreveríamos a afirmar, es hoy en día recordada esta publicación periódica.
            Pan, cuyo tiraje no rebasó los 100 ejemplares, se editó en la “somnolienta ciudad provinciana” de Guadalajara, fue una revista antológica, ya que prácticamente todo su contenido ahora se encuentra recopilado en diversos libros de los mismos colaboradores. En ella no hubo espacio para el despilfarro. Hallamos en cada página un texto que encontró la manera de salvaguardarse para su posterioridad.
            Alberto Vital, acucioso investigador de la obra de Juan Rulfo, revela que en Pan, y otras revistas contemporáneas, como la publicación capitalina América, se “resumían tres de las tendencias más importantes de los proyectos ideológicos y político-culturales de México en los años cuarenta: 1) la búsqueda de espacios para las expresiones estéticas, como una defensa tácita y práctica de la autonomía del arte, desde la cual Rulfo escribió; 2) la cultura católica no dogmática ni restrictiva, distante ya del radicalismo cristero, pese a la admiración nostálgica de [Efraín] González Luna; y 3) sobre todo un americanismo emergente que llegaría puntos culminantes en las obras de pensamiento emprendidas por Alfonso Reyes en esos años, así como en la páginas de jorge Luis Borges” (Noticias sobre Juan Rulfo, UNAM, p. 111 ).
            Hay que señalar que tanto Eos (1943), revista editada por Arturo Rivas Sainz (auténtico impulsor de las letras en Guadalajara durante dicha época) y Juan José Arreola, como Pan, de acuerdo con el crítico Oscar Mata: “fueron modestas, provincianas; pero dignas y muy bien hechas: difícilmente se les encuentra una errata” (Arreola maestro editor, Ediciones Sin Nombre, p. 10).
            Eos, según Arreola, fue una revista reservada para los amigos, en la cual sólo publicaron 18 autores. Mata, una vez más, al referirse a estas dos publicaciones, explica: “Huelga decir que su importancia reside en que ahí se inició Juan José Arreola como editor y que en las páginas de esas revistas se encuentran los pininos del propio Arreola, así como los de Rulfo y Alatorre, amén a las colaboraciones de [Agustín] Yáñez y [Alí] Chumacero” (idem, p. 11). Además Pan contó entre sus colaboradores con algunos de los editores, de libros y revistas, más importantes de la segunda mitad del siglo pasado en México: Arreola, Chumacero y Adalberto Navarro Sánchez.
            Los selectos participantes de Pan son: Antonio Alatorre, Alfonso de Alba, Juan José Arreola, José Arriola Adame, Edmundo Báez, Alí Chumacero, Adalberto Navarro Sánchez (quien además dirige la entrega 7, la última), Luis Noyola Vázquez, Arturo Rivas Sainz, Miguel Rodríguez Puga, Juan Rulfo y Ricardo Serrano. Sin embargo, más allá de inventarios, debemos reflexionar en la dinámica que rigió la revista, puesto que Pan no surgió alrededor de cualquier círculo de escritores noveles, sino dentro de una agrupación con lecturas avanzadas y cierta experiencia dentro de las letras; recordemos que Arreola adquirió práctica en Eos, mientras Rulfo en América, de la Ciudad de México; además Pan contó con el respaldo incondicional de Efraín González Luna y Arturo Rivas Sainz, dos hombres de letras con cierto renombre y experiencia dentro del mundo de las letras.
Volver, pues, a las páginas de Pan es una invitación al pasado memorioso de las letras de Jalisco, es reencontrarnos con una pulcra y bien hecha publicación periódica editada por tres destacados escritores del sur de Jalisco. 


lunes, 23 de abril de 2012

Algunas imágenes de la presentación del libro "Dispersiones. Textos sobre literatura jalisciense" dentro del programa de Miércoles literarios, llevado a cabo el pasado 18 de abril, y el discurso leído por el autor durante el evento. Fotos por A. Krile.




En la mesa nos acompañaron durante la presentación Aaron Krile, el autor, Artemio González García, Raúl Aceves y Jorge Souza (de izquiera a derecha)








                                                                             





 

          











DISCURSO LEÍDO POR EL AUTOR

Sin duda, la aparición de un libro nuevo dentro del medio literario es siempre ocasión de regocijo, no obstante demasiadas veces es, más bien, sinónimo de poco o nula difusión por parte de los periódicos, los suplementos culturales (si es que los hay), los libreros y los pocos lectores; los motivos: demasiados para enumerar en este momento. Pero además hay un punto aún más importante: el poco conocimiento de estas novedades por parte de los académicos, muchos de ellos dentro de nuestra propia universidad y, en general, de los escritores del medio literario local. A lo largo de los años, dialogando con algunos de éstos, no sorprende que ellos también tengan esta misma impresión. Pareciera que los escritores siguen o seguimos esa frase que reza: “si me lees te leo”, es decir: la difusión de una obra está supeditada a las relaciones que el autor pueda mantener con ciertas figuras del medio cultural. No sorprende en realidad esta situación, pues desde hace muchos años se lleva a cabo esta práctica por muchos en Guadalajara…mas no la justifica, en mi opinión.
Todo esto, que ahora menciono, viene a colación, pues lo que justo motivó el trabajo que hoy estamos presentando, es precisamente éste: qué tanto sabemos de los escritores jaliscienses que han dedicado humildemente años, algunos hasta buena parte de su vida, al conocimiento y difusión de la obra de otros, ya sea como críticos, bibliógrafos, editores o historiadores. Tema que de alguna manera ha sido también el motor de mi trabajo como investigador, a través de artículos y los distintos títulos que hemos venido publicando a lo largo de los últimos años.
Los nombre incluidos en el presente volumen, desde luego, no son todos los que se han dedicado a esta loable labor, eso llevaría al menos un par de volúmenes más (dicho sea de paso, proyecto al cual actualmente estoy avocado, bajo la forma de una Historia de la investigación literaria en Jalisco). Algunas figuras, pues, que también merecen revisiones más extensas son, entre varios más, Magdalena González Casillas, Wolfgang Vogt, Artemio González García, Ramiro Villaseñor y Villaseñor, Alfonso de Alba, Roberto Padilla Uribe, Raúl Aceves, Celia del Palacio y Federico Munguía Cárdenas.
En el presente libro los estudiosos que abordamos son: Adalberto Navarro Sánchez, Ernesto Flores, Sara Velasco, Silvia Quezada y el editor Víctor Manuel Pazarín, además de una breve entrevista con el poeta Alejandro Zapa.
Cada uno de estos textos breves, además de contener algunos datos relevantes sobre la obra de cada una de ellos, son más bien modestos homenajes a estos escritores. 
Adentrándonos un poco en el origen de este trabajo, debo mencionar que estos artículos fueron originalmente escritos en diferentes momentos, entre 2004 y 2008, y publicados en los suplementos culturales, por desgracia hoy en día desaparecidos, El Tapatío Cultural de El Informador y La Cultura en Occidente de El Occidental, gracias a la apertura que me ofreció en sus páginas don José Luis Meza Inda y Luis Medina Gutiérrez, respectivamente.
Debo confesar que para que este trabajo viera la luz tuvieron que pasar varios años, pues concursé en tres ocasiones anteriores por la beca, que finalmente en 2011 se me otorgó, para la edición de este libro.
Cada una de las partes que conforma este libro, intenta trazar una perfil fidedigno de la trayectoria de cada uno de las personalidades abordadas en cuanto a su trayectoria como académicos y editores. Salvo en el caso de Alejandro Zapa, notable poeta contemporáneo.
Por ejemplo, cuando hablamos sobre Adalberto Navarro Sánchez es indispensable hacer referencia  a su revista más longeva y emblemática: Et Caetera; una publicación hoy en día muy subestimada y casi, me atrevo a decir, en el olvido, incluso por los propios académicos de nuestra universidad, pues Et Caetera fue casi la revista insigne de la Facultad de Filosofía y Letras, ya que ésta es una revista académica y consagrada a los estudios de distintos temas.
En referencia a Ernesto Flores, paciente y minucioso estudioso de la poesía en Jalisco, es también un destacado fundador de revistas literarias, una de ellas siendo Cóatl, y por ello se incluyó al final del ese artículo de este libro un índice cronológico de ésta.    
 En el texto referente a Sara Velasco puedo destacar que se incluye un entrevista, donde la investigadora comparte algunas ideas alrededor de lo que ha sido el desarrollo de las publicaciones periódicas en nuestra ciudad.
Enseguida tenemos el artículo dedicado a Silvia Quezada, el cual es un recorrido por su obra como investigadora, quien es, me atrevería a decir, nuestra más puntual cronista de la actividad literaria en Guadalajara.
También abordo brevemente el trabajo de Agustín Yáñez frente la revista cultural de la década de los cuarentas Occidente y Ediciones  Occidente, empresas que poco o nada se ha escrito.
Una de las actividades más importantes Víctor Manuel Pazarín ha sido su labor como editor como revistas como Soberbia y Éxodos, y de la editorial Mala Estrella. Aquí lo que realizo es una relación del trabajo que Pazarín desarrolló en dicho sello y sus diferentes colecciones.
En conclusión, tengo la esperanza que el presente trabajo auxilie de alguna manera a estudiantes de letras y a lectores, en general, e iniciarlos en la obra de algunos escritores que también merecen una mirada.



viernes, 20 de abril de 2012

"Miércoles literarios. Protagonizan libro varios escritores jaliscienses", por Miriam Pulido. Artículo publicado el 18 de abril en el periódico Milenio.

Dispersiones. Textos sobre literatura jalisciense es el nombre del libro que se presenta esta noche en el Ex Convento del Carmen, el cual rememora el trabajo de siete literatos del estado escrito por Pedro Valderrama.
En una reunión de artículos, entrevistas e investigaciones, sobre Adalberto Navarro Sánchez, Ernesto Flores, Sara Velasco, Agustín Yáñez, Alejandro Zapa y Víctor Manuel Pazarín, el escritor busca “rescatar y difundir los trabajos de estos autores, puesto que no se han difundido de la manera como debería de ser”, comentó. Por lo que muestra un perfil diferente de cada uno de los literatos jaliscienses, por ejemplo su trayectoria como investigadores, académicos y editores de algún medio de comunicación.

“Cuando hablamos de Ernesto Flores hablamos siempre de su poesía y yo aquí hablo sobre su revista [Cóatl] y como investigador; cuando se habla de Adalberto Navarro Sánchez también se habla sobre su poesía, pero no se habla sobre su revista Et Caetera”, agregó Valderrama, en el caso de Austín Yáñez no se aborda su persona, está enfocado al tiempo en el que fue editor de una revista y también estuvo al frente de una editorial que se llamó Ediciones Occidente y nadie ha hablado sobre esta etapa”, puntualizó.
Su trabajo, en concreto, en el libro Dispersiones es la difusión de otros investigadores.
El libro surgió a partir de una serie de artículos que durante 2004 y 2008 publicó Pedro Valderrama en periódicos locales [El Informador y El Occidental], sin la intención de crear un libro. Becado por el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes (CECA) en la edición 2011-2012, del texto salieron mil ejemplares en diciembre pasado pero comenzará su venta a partir de esta noche. Posteriormente la publicación se podrá adquirir en 25 pesos, en la librería Cervantes y Mariano Azuela [e Ítaca].
La presentación estará a cargo de Artemio González García [, Raúl Aceves] y Aaron Krile.
Pedro Valderrama ha escrito anteriormente Crítica: ensayos y reseñas en 2006, que también fue gracias a una beca del CECA, el cual es una antología de la obra de Arturo Rivas Sainz y El perímetro de la hoja. Las revistas literarias de Guadalajara (1991-2000) que salió en 2007.  

sábado, 3 de marzo de 2012

MIÉRCOLES 18 DE ABRIL, DENTRO DEL PROGRAMA MIÉRCOLES LITRARIOS, SE LLEVARÁ ACABO LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO "DISPERSIONES. TEXTOS SOBRE LITERATURA JALISCIENSE" (CECA, 2011), DE PEDRO VALDERRAMA VILLANUEVA. ACOMPÁÑANOS

Se les extiende una cordial invitación para que nos acopañe a la presentación del más reciente título de Pedro Valderrama Villanueva que se llevará a cabo el miércoles 18 de abril de 2012, a las 20:30 hrs., dentro de marco de los Miércoles Literarios, en la Capilla Elías Nandino del ExConvento del Carmen, ubicado sobre Avenida Juárez #638, Centro Histórico de Guadalajara, Jalisco.
                                       
La presentación estará a cargo de Artemio González García, Raúl Aceves, Aaron Krile Ponce y el autor.

Algunos datos de los presentadores:

Artemio González García (Arandas, Jalisco, 1933) es poeta, narrador, dramaturgo, ensayista y crítico. Autor de más de una docena de libros de diferentes géneros. Ha dirigido numerosos talleres de literatura en Guadalajara. Fue director de Publicaciones de la Secretaría de Cultura de Jalisco. Entre otras distinciones, ha recibido el Premio Jalisco de Literatura, en 2010.


                                            


Raúl Aceves (Guadalajara, Jalisco, 1951) es poeta, narrador y ensayista. Labora como investigador en el Departamento de Estudios Literarios de la Universidad de Guadalajara. Es autor de numersos libros de poesía, aforismos y ensayos, y de antologías sobre poesía.


                                                


Aaron Krile Ponce (Tijuana, Baja California, 1977) es Antropólogo Social por la UAG y fotógrafo. Su trabajo ha sido expuesto en diversos sitios como en el ExConvento del Carmen. Se ha desempeñado en varias instituciones de educación superior en Guadalajara. Es doctorante  en Investigación Educativa Aplicada del ISIDM.


                                                         


Pedro Valderrama Villanueva (Tijuana, Baja California, 1973) es investigador independiente de literatura regional. Es maestro en Estudios de Literatura Mexicana por la Universidad de Guadalajara. Tiene cuatro libros publicados sobre letras jaliscienses. Es profesor en la Universidad de Guadalajara.


                                                         

                                                        Entrada libre. Brindis de honor.
                             Habrá precios especiales en los libros del autor sólo esa noche:
                                      "Dispersiones. Textos sobre literatura jalisciense" $25
                  "El perímetro de la hoja. Las revistas literarias de Guadalajara (1991-2000)" $20
                          La antología "Crítica: ensayos y reseñas, de Arturo Rivas Sainz" $20
                         o llévate los tres libros por sólo $50 (y recibe además un obsequio).