jueves, 10 de noviembre de 2011

Reseña de Gabriel Trujillo Muñoz: "Pedro Valderrama Villanueva: puente literario entre Baja California y Jalisco", publicado en "El Informador" (3 de septiembre de 2006), sobre el libro "Crítica: ensayos y reseñas. Arturo Rivas Sainz" (CECA, 2006)

El ensayista lo mismo que el crítico literario, el historiador de las letras y el biógrafo, tiene como una de sus tareas sustanciales escudriñar en las generaciones anteriores a la suya en búsqueda de espíritus afines a sus afanes escriturales. Cada ensayista indaga en el pasado de su región, país, lengua o cultura, con el propósito de que aquellos que lo precedieron le sirvan como espejo de sus propias investigaciones y propuestas en el campo de la literatura. A veces el reflejo atisbado de otras vidas y otras eras se aproxima a lo que el ensayista, en su propia época, vive o padece, enfrenta o lucha. En otras ocasiones hay un cosmos de diferencia entre el pensamiento de unos y otros, una separación acuciada por cambios ideológicos, estilos de moda o actitudes ante el fenómeno creativo a los contenidos de fondo. El ensayista, en todo caso, puede ver las diferencias y, gracias a la perspectiva que da el tiempo transcurrido, logra valorar lo que sus antecesores en el oficio literario ofrecieron como conciencia del mundo y construcción estilística, como gusto personal o tendencia de la cultura de la que formaron parte.
Tal ha sido la situación con escritores-ensayistas bajacalifornianos que hoy podemos rescatar del olvido para entenderlos a cabalidad, con menos prejuicios y mayor comprensión de sus limitaciones y excelencias. Pienso en autores como José Castanedo, Pedro F. Pérez y Ramírez, Jesús Sansón Flores, Valdemar Jiménez Solís, Rubén Vizcaíno Valencia, Patricio Bayardo, Horst Matthai y, ya más cercanos, Sergio Gómez Montero y Benito Gámez.
Algo parecido le ha pasado a Pedro Valderrama Villanueva, ensayista bajacaliforniano nacido en Tijuana en 1973, pero que vive en Guadalajara, Jalisco, desde 1994. Maestro en estudios de literatura mexicana por la Universidad de Guadalajara, becario del FOECA-Jalisco y colaborador de distintas revistas y suplementos culturales del país, Pedro Valderrama acaba de dar a conocer una antología de textos de Arturo Rivas Sainz, titulada Crítica: ensayos y reseñas (Consejo Estatal para la Cultura y las Artes, 2006), donde nuestro autor reúne una parte significativa de este maestro-jalisciense. Arturo Rivas Sainz (1905-1985) nació en Arandas, Jalisco, y fue mentor de numerosas generaciones de literatos, publicó libros y revistas que promovieron la literatura, el arte y la filosofía en el occidente del país.
En Crítica: ensayos y reseñas, Pedro Valderrama se da a la tarea de mostrar, a los lectores del siglo XXI, a un apasionado por la palabra que fue “incomprendido y sentenciado a un ostracismo total por parte de la mayoría de la comunidad literaria de la capital del país. ¿Los motivos? Pueden ser varios, como el hecho de jamás haber emigrado a la ciudad de México (requisito indispensable, en aquel entonces, para lograr el reconocimiento público)” Sin embargo, a pesar de la ausencia de su nombre en las historias de la literatura mexicana de los últimos tiempos, Valderrama asegura que la escritura de Rivas Sainz “es la muestra de un hacedor de textos que indagó minuciosamente en la obra de diversos escritores”, lo que indica que este ensayista fue un generoso lector de sus contemporáneos, desde López Velarde hasta Juan Rulfo y Enrique González Martínez. 
El empeño de Pedro Valderrama por sacar a la luz la obra ensayística de un predecesor suyo en el Jalisco de la mitad del siglo XX, habla tanto de las virtudes escriturales y conceptuales de Arturo Rivas Sainz como de la disposición abierta a explorar en el pasado regional del propio Valderrama. Yo comparto con el autor de la contraportada del libro, Artemio González, sus palabras de estímulo: “Pese a no ser de Jalisco este inquieto intelectual ha encabezado la vanguardia de los homenajes que merece el maestro Arturo Rivas Sainz. Yo aplaudo su labor y reconozco la valía de su trabajo”. En cierta forma, Valderrama está haciendo una labor encomiable por las letras perdidas de Jalisco. Generosidad: esa es la palabra clave.
¿Cuándo, me pregunto, habrá aquí, en Baja California, otros como él, otros que rescaten nuestro pasado literario y sus héroes olvidados en el polvoso rincón de las bibliotecas públicas y de los cuartos de tiliches? ¿Cuándo, digo, cuándo?
 

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