sábado, 22 de octubre de 2011

José Luis Martínez




Con el fallecimiento de José Luis Martínez (Atoyac, Jalisco, 1918-Ciudad de México, 2007) termina un período importante de la crítica literaria en México, marcado por la erudición y los estudios amplios. Martínez define su vocación por las letras de la siguiente manera: “[…] unas son las gentes que quieren modificar las cosas […] pero hay otra especie rara que son los que conservan los papeles y los ordenan […] es una tarea menor, honesta, pero que es necesario hacer. Yo soy de esos”. 
            José Luis Martínez a lo largo de su fructífera carrera como “curador de la letras mexicanas”, como alguna vez Gabriel Zaid lo describió, dedicó también valiosos escritos dedicados a la obra de autores de Jalisco. Hoy, a más de cuatro años de su fallecimiento, cobra relevancia recordar la valiosa obra que legó a los estudiosos e interesados en la historia de las letras jaliscienses.
            José Luis Martínez nace en Atoyac, en 1918; a los seis años se traslada a Zapotlán el Grande para estudiar la primaria, en donde encuentra como compañero de pupitre a un joven Juan José Arreola. Posteriormente, se traslada a Guadalajara a estudiar la secundaria y el bachillerato; sin embargo, la oportunidad de continuar su preparación se ve truncada, debido a la huelga estudiantil de 1937, dentro de la Universidad de Guadalajara.
En la capital jalisciense es alumno de Agustín Basave, importante profesor de la Preparatoria de Jalisco, cuyas lecciones José Luis Martínez nunca olvidó: “Recuerdo con afecto a otro maestro, ya en la preparatoria: don Agustín Basave, que nos daba [la clase de] Literatura Mexicana. Nos decía que él, por la ambición de ser universal, se había olvidado de la literatura mexicana, que es lo nuestro”.
            Martínez, al arribar a la Ciudad de México, a finales de la década de 1930, inicia la carrera de medicina en la UNAM; estudios que pronto abandonará al no poder traicionar su inclinación profunda hacia la literatura. Funda la revista Tierra Nueva (1940-1942), al lado de Alí Chumacero y Jorge González. Esta publicación es la plataforma que le permite perfilarse como uno de nuestros críticos e historiadores más sobresalientes de nuestras letras.
                Su titánica obra puede hallarse resumida en el texto “Repaso de mis libros” (Letras Libres, núm. 99, marzo de 2007). En este texto, el historiador, poco antes de su fallecimiento, ordena y bautiza su obra en siete apartados; confiesa:”Si vuelvo mi vista a mi propio pasado, a partir de aquellos remotos años a finales de los treintas [] encuentro que objetivamente algo he hecho en el campo de los estudios literarios, aunque mucho menos de lo que cada vez hubiera querido hacer”.
            Algunos de los textos y libros que abordan la obra de escritores jaliscienses, son:
1-Literatura mexicana. Siglo XX (1910-1949) (Antigua librería Robredo, 1949), su primer libro importante, contiene varios apartados dedicados a escritores de Jalisco, como “La poesía de Enrique González Martínez”, “Tres obras novelescas de Agustín Yánez”, ·”Retrato de Guadalajara”, “Testimonios de Guadalajara” y la reseña del libro “Signo, ensueño, etc., de Arturo Rivas Sainz”.
2-La obra de Agustín Yánez (Universidad de Guadalajara, 1991), es un libro de poco más de 100 páginas donde Martínez aborda la novelística de Yáñez, desde sus trabajos tempranos como Genio y figuras de Guadalajara, Flor de juegos antiguos hasta su pieza fundamental Al filo del agua, y los libros posteriores Las tierras flacas, La tierra pródiga, Ojerosa y pintada, entre otros.
3-En 1992, Martínez escribe el “Preliminar” al libro Arte de la lengua mexicana según la acostumbran hablar los indios de todo el obispado de Guadalajara, parte del de Guadiana y del de Michoacán (Patrimonio Cultural del Occidente, 1992), de Fray Juan Guerra, considerado el primer lingüista jalisciense, publicado originalmente en 1692, es un libro valioso editado gracias a los esfuerzos de Carlos Eduardo Gutiérrez Arce. En dicho texto, Martínez escribe: “Obras como ésta respondían a la necesidad de que los clérigos conociesen las lenguas indígenas para la evangelización de los naturales […] La originalidad de la obra del padre Guerra consiste en que se refiere a las modalidades del mexicano o náhuatl que se hablaba en el extenso obispado de Guadalajara”.
4-En el libro Academia Mexicana de la Historia en Guadalajara (Colegio de Jalisco, 1994), coordinado por José María Murià, se incluye el ensayo “La obra de Mariano Azuela”, donde Martínez describe la novelística del narrador oriundo de Lagos de Moreno y precursor de la novela de la Revolución.
5-En el texto “Memoria de Alfonso de Alba” contenido en la revista Estudios jaliscienses (febrero de 2001, núm. 43), Martínez comparte algunos recuerdos sobre el escritor alteño. Destaca, entre otros libros, La provincia oculta. Su mensaje literario como su trabajo más ambicioso y mejor logrado, y recalca su labor como editor de los 13 volúmenes de la Biblioteca de Autores Laguenses.
6-Por último, Semblanzas de académicos. Antiguas, recientes y nuevas (Fondo de Cultura Económica, 2004), edición a cargo de José Luis Martínez, contiene semblanzas de numerosos escritores de la entidad; una de éstas está dedicada a Adalberto Navarro Sánchez, donde Martínez destaca algunos aspectos relevantes de su obra como investigador y editor de la revista cultural Et Caetera.
A más de cuatro años de la muerte de José Luis Martínez, es momento de voltear y recordar el invaluable legado de este urbanista de las letras mexicanas.

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