No se puede negar que la lectura es indisociable de la labor cotidiana del maestro de grupo…pero: ¿qué tanto estamos los maestros preparados para promover la lectura dentro del aula?, ¿qué tipo de lectores somos los maestros?, ¿tenemos adecuados hábitos de lectura los maestros? o bien, ¿en realidad: nos gusta leer a los maestros? Son demasiadas incógnitas para contestar en este espacio con limitaciones y características muy concretas; sin embargo, sí quisiera hacer una meditación sobre este siempre apasionante tema: ¿cuáles son algunas acciones que los maestros podemos llevar a cabo para ser mejores lectores?
Antes de iniciar esta breve reflexión, es conveniente citar algunas palabras de Felipe Garrido, infatigable promotor de la lectura en nuestro país:“Nuestro sistema educativo ha probado ser eficaz para enseñar a leer y escribir […] Sin embargo, con pareja claridad, nuestro sistema educativo ha probado su ineficacia para formar lectores que pueden servirse de la escritura. Nuestro mayor problema de lectura no es el analfabetismo, sino el hecho de que quienes asisten a la escuela no son lectores [y lo más grave del asunto es:] la mayoría de nuestros maestros no son lectores[...] Necesitamos maestros lectores, que puedan escribir, porque sin duda serán mejores, dentro y fuera del aula”.
Es imposible negar las bondades de la lectura, pues difícilmente puede encontrarse alguna persona que niegue sus virtudes. Los maestros, desde luego, no son la excepción. No obstante, cuántas veces visitamos una biblioteca, una librería o una feria de libro con auténtica curiosidad de ávido lector y dispuestos, desde luego, a desembolsar por algún libro. ¿Los motivos? que no hay tiempo ni dinero; en fin: son varios; no obstante el deber de tener el hábito por los libros y promover el gusto por la lectura en el salón de clases debe ser, sobre todo, un compromiso.
Las herramientas para llevar a cabo esta labor (libros del rincón, bibliotecas del aula, manuales con actividades, la lectura dramática y en voz alta, entre otras más) son indispensables, pero no bastan las recetas de cocina; hace falta una auténtica vocación de parte del docente; si no existe, hay que crear ese hábito, pues como reza el título del libro de Felipe Garrido: “el lector se hace, no nace”.
El maestro, o el lector en potencia, debe explorar diferentes temas y géneros, hojear, guiarse por sus gustos personales; pues “lo maravilloso de la lectura es que un libro nos lleva siempre a otro libro, y un escritor a otro escritor”, nos indica una vez más Garrido. Sólo por medio de esta búsqueda podrá el docente poco a poco conquistar el gusto por esta actividad.
Asimismo, no basta la entrega de libros gratuitos a los maestros, como puede ser los valiosos volúmenes de la Biblioteca del Normalista o la Biblioteca del Maestro, o bien de otra índole, para que éstos sean motivado a leer, ya que “Para la mayoría, la lectura es una actividad extraña[…] no cualquiera sabe qué hacer con libros que no son para estudiar ni para seguir el programa, sino para leer”.
La lectura, pues, debe ser, sin duda, una decisión propia, mas es indiscutible que a través de esta actividad mejoran muchos aspectos de nuestra vida. Algunas de estas ventajas son:
1-La lectura te relaja cuando estás estresado.
2- Es una forma sana de entretenerse.
3- Es una forma fácil de informarte de un tema específico.
4- Leer con regularidad te agiliza la mente.
5- La lectura te da imaginación.
6-Al que tiene por costumbre leer mucho le cuesta menos entender lo que lee.
7- Con la lectura se adquiere mucho más conocimiento.
8- Es una forma inteligente de matar el tiempo.
9- Puedes leer con más rapidez.
10- Evita la distracción de otros entretenimientos malsanos, como viciarse demasiado a la computadora o a la televisión (además que dañan la vista).
2- Es una forma sana de entretenerse.
3- Es una forma fácil de informarte de un tema específico.
4- Leer con regularidad te agiliza la mente.
5- La lectura te da imaginación.
6-Al que tiene por costumbre leer mucho le cuesta menos entender lo que lee.
7- Con la lectura se adquiere mucho más conocimiento.
8- Es una forma inteligente de matar el tiempo.
9- Puedes leer con más rapidez.
10- Evita la distracción de otros entretenimientos malsanos, como viciarse demasiado a la computadora o a la televisión (además que dañan la vista).
En resumidas cuentas, mediante la lectura se consigue un paulatino y progresivo enriquecimiento personal, y si el maestro consigue contagiarse de este entusiasmo…sus alumnos, lo más seguro, también se entusiasmarán.
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