En la mesa nos acompañaron durante la presentación Aaron Krile, el autor, Artemio González García, Raúl Aceves y Jorge Souza (de izquiera a derecha)
DISCURSO LEÍDO POR EL AUTOR
Sin duda, la aparición de un libro nuevo dentro del medio literario es siempre ocasión de regocijo, no obstante demasiadas veces es, más bien, sinónimo de poco o nula difusión por parte de los periódicos, los suplementos culturales (si es que los hay), los libreros y los pocos lectores; los motivos: demasiados para enumerar en este momento. Pero además hay un punto aún más importante: el poco conocimiento de estas novedades por parte de los académicos, muchos de ellos dentro de nuestra propia universidad y, en general, de los escritores del medio literario local. A lo largo de los años, dialogando con algunos de éstos, no sorprende que ellos también tengan esta misma impresión. Pareciera que los escritores siguen o seguimos esa frase que reza: “si me lees te leo”, es decir: la difusión de una obra está supeditada a las relaciones que el autor pueda mantener con ciertas figuras del medio cultural. No sorprende en realidad esta situación, pues desde hace muchos años se lleva a cabo esta práctica por muchos en Guadalajara…mas no la justifica, en mi opinión.
Todo esto, que ahora menciono, viene a colación, pues lo que justo motivó el trabajo que hoy estamos presentando, es precisamente éste: qué tanto sabemos de los escritores jaliscienses que han dedicado humildemente años, algunos hasta buena parte de su vida, al conocimiento y difusión de la obra de otros, ya sea como críticos, bibliógrafos, editores o historiadores. Tema que de alguna manera ha sido también el motor de mi trabajo como investigador, a través de artículos y los distintos títulos que hemos venido publicando a lo largo de los últimos años.
Los nombre incluidos en el presente volumen, desde luego, no son todos los que se han dedicado a esta loable labor, eso llevaría al menos un par de volúmenes más (dicho sea de paso, proyecto al cual actualmente estoy avocado, bajo la forma de una Historia de la investigación literaria en Jalisco). Algunas figuras, pues, que también merecen revisiones más extensas son, entre varios más, Magdalena González Casillas, Wolfgang Vogt, Artemio González García, Ramiro Villaseñor y Villaseñor, Alfonso de Alba, Roberto Padilla Uribe, Raúl Aceves, Celia del Palacio y Federico Munguía Cárdenas.
En el presente libro los estudiosos que abordamos son: Adalberto Navarro Sánchez, Ernesto Flores, Sara Velasco, Silvia Quezada y el editor Víctor Manuel Pazarín, además de una breve entrevista con el poeta Alejandro Zapa.
Cada uno de estos textos breves, además de contener algunos datos relevantes sobre la obra de cada una de ellos, son más bien modestos homenajes a estos escritores.
Adentrándonos un poco en el origen de este trabajo, debo mencionar que estos artículos fueron originalmente escritos en diferentes momentos, entre 2004 y 2008, y publicados en los suplementos culturales, por desgracia hoy en día desaparecidos, El Tapatío Cultural de El Informador y La Cultura en Occidente de El Occidental, gracias a la apertura que me ofreció en sus páginas don José Luis Meza Inda y Luis Medina Gutiérrez, respectivamente.
Debo confesar que para que este trabajo viera la luz tuvieron que pasar varios años, pues concursé en tres ocasiones anteriores por la beca, que finalmente en 2011 se me otorgó, para la edición de este libro.
Cada una de las partes que conforma este libro, intenta trazar una perfil fidedigno de la trayectoria de cada uno de las personalidades abordadas en cuanto a su trayectoria como académicos y editores. Salvo en el caso de Alejandro Zapa, notable poeta contemporáneo.
Por ejemplo, cuando hablamos sobre Adalberto Navarro Sánchez es indispensable hacer referencia a su revista más longeva y emblemática: Et Caetera; una publicación hoy en día muy subestimada y casi, me atrevo a decir, en el olvido, incluso por los propios académicos de nuestra universidad, pues Et Caetera fue casi la revista insigne de la Facultad de Filosofía y Letras, ya que ésta es una revista académica y consagrada a los estudios de distintos temas.
En referencia a Ernesto Flores, paciente y minucioso estudioso de la poesía en Jalisco, es también un destacado fundador de revistas literarias, una de ellas siendo Cóatl, y por ello se incluyó al final del ese artículo de este libro un índice cronológico de ésta.
En el texto referente a Sara Velasco puedo destacar que se incluye un entrevista, donde la investigadora comparte algunas ideas alrededor de lo que ha sido el desarrollo de las publicaciones periódicas en nuestra ciudad.
Enseguida tenemos el artículo dedicado a Silvia Quezada, el cual es un recorrido por su obra como investigadora, quien es, me atrevería a decir, nuestra más puntual cronista de la actividad literaria en Guadalajara.
También abordo brevemente el trabajo de Agustín Yáñez frente la revista cultural de la década de los cuarentas Occidente y Ediciones Occidente, empresas que poco o nada se ha escrito.
Una de las actividades más importantes Víctor Manuel Pazarín ha sido su labor como editor como revistas como Soberbia y Éxodos, y de la editorial Mala Estrella. Aquí lo que realizo es una relación del trabajo que Pazarín desarrolló en dicho sello y sus diferentes colecciones.
En conclusión, tengo la esperanza que el presente trabajo auxilie de alguna manera a estudiantes de letras y a lectores, en general, e iniciarlos en la obra de algunos escritores que también merecen una mirada.